Esta vez voy a escribirte a la mexicana, porque los mexicanos somos despectivos y confundimos lo mexicano con lo naco que se considera bruto, aventado, alegre, burlon y corriente porque quiero que fluya sinceramente en mí y lo que escriba parezca lo suficientemente franco como para creerlo, aunque no quiero abusar de expresiones que en realidad no uso, o formas de vida suburbanas que desconozco, solo no quiero intentar ser bonita, y no quiero preocuparme por la estética o las consecuencias de perder la postura, Pero después de desviarme kilómetros de mí, y tomar proporciones territoriales tendría que escribirte directamente a ti, y no es porque ya este cansada, o por el pánico de que el silencio se vuelva cómodo al punto de rutinario, no es tampoco porque me imagino el icono sumergido en el paisaje de tu monitor que además desconozco, no quiero tampoco que sea una especie de exorcismo aunque se que será bastante útil de esa manera, y tampoco pretendo cambiar tu opinión o tus sentimientos lo digo porque creo que a veces piensas que esas son mis intenciones, es un poco porque no tengo otra cosa que hacer, y el ocio es la madre de todos los vicios por matar tiempo mientras me aguanto la impaciencia, pero sobre todo porque estoy más que sorprendida, porque ni si quiera siete meses de mentiras, faltas de juicio, dependencia, y consecuencias irreversibles, me importaron tanto como la idea de saber que existes. Se que falle varias veces sobre todo al empujarme tanto hacia el punto de hacerte retroceder, aunque no pueda decir que me sienta culpable, y aunque por supuesto que no fui del todo yo no quise cambiar, de corazón estaba y estaría dispuesta a amoldar varias cosas porque siempre se tiene que arriesgar algo para lograr algo mejor no me pesaría porque lo valdría totalmente pero reconozco mis intenciones no fueron suficientes, un poco cobarde pero tal vez creo que las circunstancias rebasaron la razón y las ganas y punto final sin más causa o responsabilidades. Pero debo admitir que como me es difícil dejarte en paz, se que es lo que debo hacer, pero es difícil seguir las reglas cuando se tienen ideas y ganas pretenciosas y por otro lado sentimientos medio salvajes que aunque no quiera me vuelven bastante incivilizada ansiosa, demandante e inoportuna, una cosa que admiro es tu practicidad, yo me imagino que para ahora estas enfocado en otras cosas mucho más lógicas y tus intereses se han movido naturalmente hacia algo más real y menos complicado, como yo también quisiera hacer y dejar todo en buena onda sin enredar, pero bueno la verdad es que no importa cuantos libros feministas o de inteligencia emocional lea con la esperanza de que algo se me pegue y no solo me parezcan extremadamente estúpidos e inalcanzables, no me convencen, me acuerdo cuando dijiste debía cambiar algunas cosas claro que entendí que pensabas que debía hacerlo por mi misma y no por nadie más, también se que hay cosas que te gustan de mi, pero pues en exceso no es lo mismo, una vez dijiste que no te habías ido porque te parecía interesante, y en parte me enojo porque me pareció como si me hicieras el favor de permanecer y por otra me gusto que no salieras huyendo al ser bombardeado. Yo apreció mucho que hubieras resistido, y apreció también la sinceridad y esa extraña forma de diplomacia, que no es más que una buena educación. Igual ahora seguido pienso ahora si decidiste irte, y no hay más que hacer, dejar el tiempo correr y todo lo demás fluir. Igual todo esto fue solo una muy larga introducción a una conclusión bien definida, donde igual me intimidaste desde siempre (lo digo en buena onda y guiñando el ojo), igual me sorprendiste.